Existen diferentes tipos de financiamiento para tu empresa según sus necesidades. A grandes rasgos, se pueden clasificar de dos tipos: internas y externas. Las internas se llaman así porque provienen de la misma operación de la empresa. Por ejemplo, utilizando las utilidades que se generan a partir de los ingresos y gastos de la empresa. También, se puede aprovechar el capital de trabajo para financiarse cobrando a los clientes antes de entregar el producto o servicio. O bien, utilizando créditos de los proveedores para las compras y gastos. Por último, para generar flujo también se puede recurrir a la venta de activos de la empresa como equipo de cómputo, mobiliario, vehículos, maquinaria, entre otros, en caso de ser necesario.
Por otro lado, existen las fuentes de financiamiento externas, las cuales porque por lo general el origen de los recursos proviene de actores ajenos a la sociedad. En esta categoría se encuentra la deuda, el capital y los recursos a fondo perdido.
Recursos a fondo perdido

¿Te gustaría obtener dinero para tu empresa de forma gratuita? Es decir, sin tener que regresarlo después, ni ceder acciones de tu empresa. Pues precisamente a esto se les conoce como apoyos a fondo perdido. Por lo general, estos recursos provienen de programas de gobierno o de premios y concursos de diversas instituciones.
Aunque estos apoyos pueden resultar atractivos para cualquier emprendedor porque es visto como “dinero gratis”, tienen algunos inconvenientes. Como es de esperarse solamente existen un número limitado de apoyos, por lo tanto, suelen ser muy competitivos y con un largo proceso para acceder a ellos. También, suelen tener convocatorias dirigidas a un tipo de empresa muy específica, acotadas por región, sector, tamaño de empresa, entre otros.
Para acceder a estos fondos, en ocasiones, las empresas deben pasar por un programa de capacitación y mentoría, los cuáles pueden ser de gran valor para los emprendedores, incluso si no obtiene los recursos económicos. También, pueden ser de gran ayuda para aparecer en medios de comunicación y ser acreedor a reconocimientos.
Sin embargo, todo esto puede resulta en una gran cantidad de tiempo invertido en la aplicación, gestión y comprobación de los recursos. Lo cual restará tiempo para que el equipo emprendedor se dedique a atraer clientes, desarrollar su producto, entre otras actividades clave. Por ello, este tipo de apoyos son especialmente valiosos para emprendedores principiantes y en etapas muy tempranas. Al mismo tiempo, se debe evitar caer en la famosa trampa de ir pasando de programa a programa sin realmente lograr ningún avance importante como empresa.
Deuda

A algunos emprendedores el concepto de deuda les genera miedo porque no quieren cargar con la obligación de repagarla. Sin embargo, los créditos empresariales son una de las mejores formas de financiamiento porque permiten obtener recursos sin ceder una parte de nuestra compañía para siempre. Por ello, prácticamente todas empresas grandes y medianas utilizan la deuda para generar apalancamiento y obtener un mayor retorno sobre la inversión de los accionistas.
La deuda tiene sus ventajas y desventajas. Por un lado, te permite mantener la propiedad y control de tu empresa sin tener que compartir una parte de las utilidades. Al mismo tiempo, existe una gran cantidad de tipos de créditos que se adaptan a las diferentes necesidades, por ejemplo, para comprar maquinaria, capital de trabajo, entre otros. Otra gran ventaja es que el costo de obtener dinero por un crédito suele ser menor al del capital, porque tienen un mayor riesgo. Además, los intereses son deducibles de impuestos, a diferencia de los dividendos que no sólo no son deducible, sino que generan impuestos adicionales al momento de ser pagados a los accionistas.
Por otro lado, la deuda también tiene algunos aspectos negativos. En primer lugar, adquieres la obligación de pagar el principal y los intereses generados. Entonces, si tu empresa quiebra, ellos tendrán derecho a recuperar su dinero antes que cualquier accionista. Incluso, en ocasiones, dependiendo la institución crediticia te podrían solicitar garantías como bienes inmuebles, avales, entre otros; los cuáles podrías llegar a perder en caso de que los activos de la empresa no sean suficientes para pagar el crédito. Por ello, utilizar deuda es muy difícil para una startup o empresa en una etapa temprana, puesto que no tendrá los flujos y condiciones para ser sujeta de crédito.
En esta tabla podemos observar algunas opciones para conseguir deuda. Existen desde los bancos tradicionales, instituciones no bancarias, banca de desarrollo que forma parte del gobierno hasta solicitar créditos a familia y amigos, o a través de plataformas en línea como Konfío.
Capital

En ocasiones, levantar capital de riesgo es la única opción viable que tienen las empresas de reciente creación para financiar su arranque. El concepto de capital quiere decir que los inversionistas se vuelven socios de la empresa, es decir, tienen una participación en el capital social de la empresa. Por lo tanto, comparten el riesgo junto con el equipo fundador de perder toda su inversión, si la empresa no funciona. Por otro lado, si la empresa tiene éxito, tienen derecho al porcentaje de las utilidades que les corresponda a través de dividendos, al igual que a recibir el importe de la venta de sus acciones ante una posible salida.
Al igual que el resto de los métodos de financiamiento, el capital tiene sus ventajas y desventajas. Al volverse socios de tu empresa, lo hacen por un tiempo indefinido, aunque la mayoría de los inversionistas de capital de riesgo buscarán vender su participación en un plazo entre 5 a 10 años. Sin embargo, una sociedad es como un matrimonio, pudiera durar toda la vida. Por lo tanto, debes tener especial cuidado sobre quién se vuelve inversionista de tu empresa, no todo es el dinero. Los inversionistas más valiosos traerán a tu empresa lo que se conoce en la industria como “smart money”; que quiere decir que además del dinero, traen consigo su experiencia, mentoría y contactos relevantes como clientes, proveedores, distribuidores, entre otros.
Aunque no todo es color de rosa con los inversionistas, además de ceder una parte del capital de tu empresa, también deberás ceder una parte de los derechos corporativos de tu sociedad y estarás sujeto a un monitoreo constante de su parte. Esto lo hacen con el objetivo de proteger su inversión y evitar que tires el dinero a la basura o lleves a la empresa por un mal camino. Los inversionistas más institucionales buscarán participar en tu consejo de administración e incorporar las mejores prácticas de gobierno corporativo. Si bien, podrían ser de valor para el desarrollo de tu empresa, también te restarán libertad para tomar decisiones y te quitarán tiempo para operar tu empresa, ya que deberás pasar más tiempo conversando con ellos en reuniones y haciendo reportes sobre el desempeño de la organización.
Incluso, antes de levantar capital, seguramente deberás dedicar varios meses preparándote y realizando todo el proceso de levantamiento de capital con múltiples inversionistas al mismo tiempo.
También, debes considerar que en algún punto los inversionistas querrán su dinero de vuelta. Por lo tanto, desde el inicio debes tener clara la intención y disposición de vender o perder el control de tu compañía ante una buena oferta. Levantar capital de estos tiburones no es para los que quieren crear una empresa familiar que genere empleo para amigos y familiares, ni para eventualmente heredarse a las nuevas generaciones.
Alternativas de financiamiento de capital
Al igual que existen varios tipos de fuentes de financiamiento para una empresa, existen múltiples actores que proveen de capital para los emprendedores y sus empresas. Por lo general, estos inversionistas son clasificados de acuerdo con la etapa de maduración de la empresa al que van dirigido.
En la primera etapa, que se le conoce como “semilla”, se encuentran las empresas que recién inician operación y no tienen muchos ingresos. De hecho, la mayoría de ellas no tiene más que gastos, por lo que se puede decir que van muriendo cada día luchando por sobrevivir y mantener la cortina arriba hasta que se acaban los recursos económicos o energía de los fundadores. Es por ello, que a esta etapa se le conoce coloquialmente como el “valle de la muerte”, ya que la mayoría de las empresas mueren durante sus primeros años de vida al no alcanzar el punto de equilibrio.
Para esta etapa semilla hay varios actores que están dispuestos a correr el gran riesgo de invertir en un proyecto moribundo a cambio de un enorme retorno potencial sobre su inversión. Aquí encontramos desde los llamados tres efes: Friends, family, and fools; a los ángeles inversionistas, campañas de crowdfunding, venture builders hasta las ICO’s que llegaron a ser muy populares en su momento.
Posteriormente, se encuentra la etapa temprana y tardía, donde los inversionistas se vuelven un poco más sofisticados y esperan que la empresa haya generado algo de tracción para disminuir un poco el riesgo de perder su capital. En estás etapas se encuentran las aceleradoras, nuevamente los ángeles inversionistas, los fondos de capital privado, los corporativos, los family offices e incluso, las fusiones y adquisiciones.
Por último, tenemos la famosa IPO de una empresa, que viene de las siglas en inglés de Oferta Pública Inicial, la cuál ocurre cuando una empresa sale a cotizar en la bolsa de valores y cualquiera puede invertir en ella comprando sus acciones.
Si no conoces bien alguno de ellos, no te preocupes. En los próximos artículos, veremos cada una de estas alternativas con mayor profundidad, con el objetivo de que selecciones la opción que mejor se adapta a tu etapa y necesidades.